viernes, 16 de mayo de 2008

Sinopsis de una noche de mayo


Bueno, voy a intentar exponer de la manera más clara que pueda (la intención cuenta) lo hablado, sentido, pensado por nueve individuos en una noche atalayera de luna creciente, como crecientes somos todos, o al menos lo intentamos (la intención sigue contando).

Se comenzó hablando de lo visto en la reunión anterior. Para luego pasar a leer y compara con un texto de un señor de bata blanca y gafas de pasta que ahora mismo no recuerdo su nombre (que me sepa disculpar), leer texto "La pareja, un mundo de dos" expuesto en este blog, del cual se expuso diferentes estados de la relación en pareja:
Intimidad, Pasión y Compromiso. Hablando largamente sobre estos a lo largo de la reunión. Estando todos, en mayor o menor medida, de acuerdo con haber tenido experiencias que confirman lo dicho por el señor del estudio.
Pasamos a leer uno de los puntos del "decálogo de la pareja", usándolo como punto de partida. Y comenzó la aventura.
Hubo una larga conversación sobre el Deseo y la Necesidad. Deseamos o necesitamos estar en pareja. En este punto el secretario creyó necesario acudir a lo que la R.A.E. define:


deseo.
(Del lat. desidĭum).
1. m. Movimiento afectivo hacia algo que se apetece.
2. m. Acción y efecto de desear.
3. m. Objeto de deseo.
4. m. Impulso, excitación venérea.
arder en ~s de algo.
1. loc. verb. Anhelarlo con vehemencia.
necesidad.
(Del lat. necessĭtas, -ātis).
1. f. Impulso irresistible que hace que las causas obren infaliblemente en cierto sentido.
2. f. Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir.
3. f. Carencia de las cosas que son menester para la conservación de la vida.
4. f. Falta continuada de alimento que hace desfallecer.
5. f. Especial riesgo o peligro que se padece, y en que se necesita pronto auxilio.
6. f. Evacuación corporal de orina o excrementos. U. m. en pl.
~ de medio.
1. f. Rel. Precisión absoluta de algo, sin lo cual no se puede conseguir la salvación. El bautismo es necesario con necesidad de medio.
~ de precepto.
1. f. Rel. Obligación fundada en una ley eclesiástica, cuyo cumplimiento es conducente, pero no indispensable, a la salvación.
~ extrema.
1. f. Estado en que ciertamente perderá alguien la vida si no es auxiliado o no sale de él.
~ grave.
1. f. Rel. Estado en que alguien está expuesto a peligro de perder la vida temporal o eterna.
~ grave espiritual.
1. f. Rel. necesidad grave con peligro de perder la vida eterna.
~ mayor.
1. f. Evacuación de excrementos.
~ menor.
1. f. Evacuación de orina.
de ~.
1. loc. adv. necesariamente. Herida mortal de necesidad.
de primera ~.
1. loc. adj. Dicho de una cosa: De la que no se puede prescindir.
hacer de la ~ virtud.
1. loc. verb. Afectar que se ejecuta de buena gana y voluntariamente lo que por precisión se había de hacer.
2. loc. verb. Tolerar con ánimo constante y conforme lo que no se puede evitar.
obedecer a la ~.
1. loc. verb. Obrar como exigen las circunstancias.
por ~.
1. loc. adv. Necesariamente, por un motivo o causa irresistible. Ha sentado plaza por necesidad.

Yo expongo dos acepciones de las palabras que me parecen mejor para el contexto en la que se estaba usando:
Deseo: Movimiento del alma hacia. (como enfermedad se convierte en necesidad).
Necesidad: Que no se puede prescindir.
Intentamos diferenciar entre los ambos conceptos, pero hubo quien dijo que no sabía diferenciar si era el deseo o la necesidad lo que lo llevaba a la relación de pareja.
Deseo estar con ella.
La necesidad es crecer, lo demás es deseo. Se puede crecer solo y/o en pareja.
También se habló que el amor es el principal motor de la relación en pareja, que no se mide la cantidad de amor que se entrega, que te enamoras todos los días, tan sólo depende de las ganas que le pongas a ese enamoramiento para ir más allá en la relación, que se ama porque sí sin necesidad de encontrar razones ¿el amor es un sentimiento o un estado?.
Química y genética: con lo que haces con lo que construyes. 
Patrones: caer en cómo se entiende la pareja con la perspectiva que nos viene dada. Solemos repetir el mismo tipo de pareja.
Nuestra propia experiencia cuenta a la hora de comprometerse. No eres el mismo cada día. Negociar la relación desde el inicio. La confianza necesaria para poder abrirte a la persona. ¿dónde empiezas tú y donde termino yo, o viceversa?
En la soledad hay menos confusión. Ateos del amor..
No se puede controlar el amor pero si gestionarlo.
La convivencia no es fácil, como tampoco lo es el crecimiento personal. 
Diferentes etapas de la relación amorosa. Diferentes niveles de enamoramiento.
Adicciones a la pareja. Se puede controlar.
Proyectos de pareja.
Condicionantes sociales, familiares. Tendencias tendenciosas. 
El compromiso en la búsqueda de la felicidad.
La pasión como tema central en la vida y en la pareja.
El olfato: no se puede educar, nos despierta. Los olores desatan sensaciones dificilmente controlables.

Nuestra tendencia cultural como hombres es a razionalizar.
¿Como nos sentimos? Desde la emoción
Intimar, desarrollar la parte femenina. Intimidad en el grupo (aspecto sagrado de lo que se habla), escarbar, hablar más de las experiencias personales y teorizar menos.
Grupo abierto.
Puntualidad y cumplir lo acordado.
Próxima: la convivencia

N.A: Intentaré exponer mejor el resumen. Dame tiempo. Un abrazo.

jueves, 8 de mayo de 2008

La pareja, un mundo de dos

LA PAREJA. UN MUNDO DE DOS

La pareja aporta compañía, experiencias emocionales, sexuales y prácticas pero exige delicadeza y capacidad de negociación

DECÁLOGO DE LA PAREJA

En toda pareja es importante la asertividad, sentirse en igualdad de condiciones y llegar a un acuerdo sobre sus vínculos para poder enfrentarse a sus problemas. 
El siguiente decálogo es un resumen de los derechos básicos de la pareja según algunos terapeutas:

- Tener necesidades propias
- Pedir información sobre lo que concierne a la otra persona
- Poder cometer errores
- Tener opiniones y poder expresarlas
- Poder decidir entre satisfacer las expectativas de la otra persona o comportarse según los       intereses propios mientras no se violen los derechos del otro
- Experimentar y expresar los propios sentimientos
- Rechazar peticiones del otro sin sentirse egoísta
- Pedir, no exigir, a la pareja que responda a nuestras expectativas
- Pedir lo que se quiera aceptando que la otra persona puede decir no
- Cambiar de opinión sin sentirse culpable



En un estudio sobre la pareja de La Universidad Complutense se vio que entre los motivos para tener pareja estaban la necesidad de compartir, el deseo de formar familia y la búsqueda de sentido vital y estabilidad emocional.
La pareja sigue siendo la opción de la mayoría y la mayor razón para juntarse es el “amor”.
Las teorías sobre las relaciones de pareja tienen que comenzar por la definición de la relación amorosa. Según Robert Sternberg (univ. de Yale) hay tres factores que sustentan el sentimiento amoroso:
La intimidad
La Pasión
El Compromiso



La Intimidad se relaciona con una sensación de apoyo emocional que proporciona la unión con otro ser humano, el deseo de estar en su compañía cuando nos necesita, compartir experiencias, la química intelectual...Cuanto mayor es el grado de intimidad, más profunda será la relación.
En una relación basada en este aspecto sus componentes se sienten psicológicamente estables y perciben que esto se debe a su vinculo afectivo con su pareja.
Dentro de este aspecto, el Tacto, como se tocan y donde se tocan las parejas, indica la confianza que se tiene y como funciona la relación.( Desmond Morris)
La pasión implica que los componentes del dúo se atraigan físicamente esté o no presente la actividad sexual. El hecho de ver a la otra persona es un estímulo que se transmite al resto del mundo mediante el optimismo, impetuosidad y brillantez.
Este sentimiento está modulado por reacciones bioquímicas que se oueden dividir en cuatro fases.(Helen Fischer Univ. New Jersey)
La primera es la Huella o Imprinting que está dirigida por la genética y el olfato y es lo que modula la fase romántica del enamoramiento. 
La segunda es la Atracción regulada por neurotansmisores anfetaminicos (feniletillamina) que activan sentimientos de euforia y exaltación.
Una tercera fase que es la de Las Caricias con secreción de oxitocina que produce un aumento de las sensaciones durante las relaciones sexuales y la producción de un sentimiento de relajación y afecto.
La cuarta etapa es la Unión con un aumento de la producción de endorfinas en el cerebro que proporciona una sensación de seguridad.

Al margen de esta actividad física, la pasión también se ve afectada por factores como la sensación de riesgo-peligro, el misterio o incertidumbre, la separación provocada por determinadas circunstancias (Síndrome de Romeo y Julieta). Estos factores hacen de la pasión una verdadera revolución que trastoca todo y rompe con los valores establecidos y convierten una relación en pasión amorosa y pretender crear un mundo en que las cosas funcionen mejor. Este mismo sentimiento puede producir un rechazo por el temor a la incertidumbre y situaciones inciertas y desconocidas que provocan este sentimiento pasional.
El vinculo sexual es esencial para mantener este tipo de afecto y muchas terapias de pareja se basan en este aspecto.
El Compromiso es el tercer factor de esta teoría y que hace posible el amor. Se comparten objetivos vitales comunes y se mira en la misma dirección haciendo planes conjuntos, unirse en nuevos proyectos...
En este aspecto es importante valorar las recompensas especificas que se derivan del intercambio de recursos (aportación de habilidades individuales, económicas,
casa...) siendo así más fácil que la relación perdure.
Dentro de este aspecto se valora la capacidad de estar solo, de la renuncia que hay que hacer, de los esfuerzos por mantener la pareja...
Para que el compromiso funcione hay que aceptar al otro como es. La aceptación total del otro solo se da en la fase de enamoramiento y hay que mantener un mínimo de esa aceptación para que la pareja perdure. Esto no significa no trabajar para que el otro cambie determinados aspectos sino trabajar para que aquellos intolerables se vuelvan aceptables...es aquí donde entra la negociación y la capacidad para ser suave en el sentido de plantear los conflictos con términos suaves de sentimientos; tristeza, miedo, soledad...que duros; ira, resentimiento, venganza... evitando que ninguno se ponga a la defensiva.

De la dosis de cada uno de estos componentes Intimidad, Pasión y Compromiso dependerá el formato del vínculo;
-amor romántico con intimidad y pasión pero sin compromiso
-amor de compañeros con intimidad y compromiso sin pasión
-amor loco con pasión y compromiso sin intimidad
-amor por simpatía con solo intimidad
-amor pasional son el sexo como vínculo...

¿CUÁL ES EL TUYO?

Aprender a manejar estas variables en la relación de pareja es un elemento fundamental para nuestra felicidad.




Que les sea útil
Chiqui







miércoles, 7 de mayo de 2008

Busquemos al hombre


HOMBRES POR LA IGUALDAD

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE JEREZ DELEGACION DE SALUD Y GENERO
QUÉ PODEMOS HACER LOS HOMBRES POR LOS HOMBRES
Por Juan Carlos Kreimer
Extractos del libro Rehacerse hombres:
Cómo dar nuevos sentidos a la masculinidad.
Editorial Planeta, 1994.
Encontrarnos. Escucharnos. Compartir nuestras historias como hombres, nuestros malestares y alegrías. Atrevernos a explorar juntos nuestra masculinidad genuina. Volver a confiar en nosotros y hacernos amigos
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Sentís necesidad de revisar lo que considerabas tu proyecto de vida. De apagar la tele, dejar que se amontonen los diarios detrás de la puerta sin haberlos ni siquiera hojeado. No querés responder el teléfono. Si por vos fuera te quedarías en la cama todo el santo día mirando por la ventana cómo no pasa nada importante. Y que el cielo te responda si vale la pena vivir así.
Y pensás que sos el único a quien le ocurre eso.
Pese a que te vaya bien en tu profesión, tengás reservas en el banco y todavía seás capaz de dar un puñetazo sobre la mesa del directorio, que tu imagen calle tu malestar: si trasciende, dirán que estás "derrotado".
Derrotado es la palabra más aséptica que podemos emplear los hombres para referirnos a la cara externa de un proceso que preferiríamos ver circular por la vereda de enfrente. Porque dentro de ese hombre que ahora camina con pasos más cortos y menos apuro, hay heridas mal curadas. Hablar del hombre lastimado, o del "varón herido", implica admitir que a ese hombre: a) le pasó algo; b) necesitó negar lo que le pasaba para seguir adelante; c) hizo un callo --cuando no un tumor-- alrededor de lo que sentía; d) desvió toda emoción, pensamiento, dolor y recuerdo, que pasara por allí; e) en cuanto pudo se arrancó la costra; f) etc. Todo hombre sabe que le luce mejor una cicatriz que una herida.
Muchos hombres no son felices. Su mejor energía está acorazada. Expresan poco y se tragan mucho. Distintas calidades de dolor no los hacen llorar pero les contienen la sonrisa. Dicen que los hombres rendimos culto a la anulación de los sentimientos. Mentira: sólo a algunos; los que son expresión de sufrimientos psicológicos.
¿Dónde están los hombres?
Hace aproximadamente 15 ó 20 años, pensaste que la revolución de las mujeres era una coartada oportuna para escapar del machismo. Escuchaste sus reclamos desde otro lugar. Su problemática te pareció una causa liberadora, algo sano para deshacerte de toda manifestación de masculinidad violenta. Surgió una nueva característica que las mujeres apreciaban en vos: la receptividad; dejarte penetrar por otros argumentos, ideas, modalidades. Empezaste a considerarlos sin anteponer tus convicciones. El "femenino del hombre" echó raíces en tus resquebrajados ideales. Creíste que te haría sentir cómodo y que, no bien lo incorporases, obtendrías lo que te faltaba. Pese a eso que mejoró tus relaciones con las mujeres, tus hijos/as, el entorno y contigo mismo, resultó insuficiente para ampliarte el potencial masculino y darte una sensación de completud.
Había algo que no cerraba, no cierra todavía. Prueba de ello: la apabullante minoría que representamos los hombres en los grupos mixtos de psicoterapia, reflexión, crecimiento, trabajo corporal, meditación, espiritualidad y otros que no tienen como finalidad un producto material comercializable sino un mejoramiento personal. Somos uno, dos o tres por cada diez mujeres.
¿Por qué somos tan pocos y nos sentimos tan solos? Porque nuestros hermanos están jugando paddle o golf. Buscan consuelo en amantes furtivas. Ahogan su pesar con alguna adicción, sustancia o actividad. Miran las pizarras con las cotizaciones bursátiles. Buscan maneras de obtener más rédito con menos esfuerzo, a expensas de sacrificio humano (ajeno), social, medioambiental. Compiten, se dan codazos, se sobornan. Prueban nuevas hipocresías. Asumen alguna forma de corrupción o cinismo. La vitamina de su masculinidad es la "avivada", no el compartir sus mundos internos.
Toman bebidas alcohólicas. Hablan "con" sus movicones (no por intermedio de ellos), dialogan con las pantallas de sus computadoras, desenrollan faxes, prueban las ventanillas eléctricas de sus nuevos autos frente a los semáforos donde los que van quedando fuera del juego les piden una miguita de sensibilidad. Pánico subliminal: ¿algún día seré yo también uno de ellos?
¿Quién se estresa dentro de su cuerpo? ¿Quién se robotiza entre sus neuronas? ¿Quién se desemociona frente a lo que tiene que enfrentar? Ninguno. No queda nadie allí. Y si algo los tumba, ya han pre-pagado una medicina.
Muchos hombres están demasiado ocupados con su ansiedad por hacer tareas que refuerzan su lugar en el organigrama tradicional y no se permiten perder un solo minuto averiguando por qué están tan ocupados. No les interesa en lo más mínimo compartir su vida interior con otros hombres. Lo consideran "cosa de mujeres", o de hombres sin necesidad de trabajar. A los que van a grupos de crecimiento les ponen el estigma de "hombres con las pelotas llenas de hormonas".

Una dignidad por descubrir
A nosotros también se nos cruzan los cables y no sabemos si esto que sentimos --esta manera de ser tan diferente de lo que se esperaba de un hombre, hasta ayer nomás-- es compatible con nuestra condición masculina. Compatible, lícito, beneficioso, nutricio.
Por lo pronto estamos descubriendo que nos resultó más fácil ver en nosotros a la mujer interior que al varón profundo, lo desaforadamente instintivo que ninguna civilización, religión ni figura parental pudo apagar del todo.
Afortunadamente, ya hay en todas partes del mundo hombres conscientes y hombres que nos reunimos para explorar esa dimensión de la masculinidad. Quizás todavía no sepamos cómo llamarlo. Y hablamos de "una vuelta al ser hombre". De algo, con todo, estamos seguros: ese camino no pasa por ninguno de los viejos modelos egoístas, machistas, patriarcales. Apunta a recomponer una "dignidad masculina"; no nos preguntamos todavía cuál: no es ninguna de las conocidas. Convenimos por el momento en que, al margen de cuánto puedan decir las mujeres de nosotros como género, hay algo de digno en el hecho de ser así.
Y que, pese a cuanto puedan pensar de nosotros otros hombres, hay indicios de coraje en el animarnos a buscar ese nuevo varón. El viaje implica atravesar lo conocido, perdernos, descompensarnos, deprimirnos, meternos en la propia sombra, convivir con demonios --los demonios del alma-- y arquetipos de la energía masculina muy arraigados. Y con los personajes que más rechazamos de nosotros mismos.
Brava la temporada en ese infierno: el descenso, la oscuridad y la caída incluyen escenas donde nuestra sexualidad puede llegar a mostrarnos primeros planos de nuestras pelotas destrozadas por un tipo de genitalidad devastadora, tan desconectada del campo de los afectos como del sentido espiritual de esa energía. Puede mostrarnos escenas en que nuestra violencia sigue viva; que la eliminación de la violencia física es sólo una parte. Está la violencia económica, el querer ganar más de lo que necesitamos privando a otros de que lo ganen. O la violencia social que instauramos al construir "burbujas de protección" en torno de nosotros y de nuestra familia. Violencias de discriminación, de indiferencia, autocontaminantes... El espectro de violencias es tan amplio como el de los matices que se despliegan entre el blanco y el negro.
Cuando llegamos abajo, adonde reside ese hombre implacablemente despierto --con "insomnio perenne"--, no sabemos bien quiénes somos, ni concretamente qué venimos a buscar, ni para llevarlo adónde, ni para dárselo a quién. La sensación, allí, es de incertidumbre, descontrol, estado bruto. Y claramente, de orfandad.
Robert Bly --pionero en agrupar hombres para ayudarles a resignificar su masculinidad -- sugiere que ese hombre se caracteriza por una espontaneidad preservada desde su niñez, por su capacidad para actuar decididamente, por su manera positiva, no explotadora, de ejercer su sexualidad, por la conciencia de la herida y, especialmente, por una afinidad con el mundo emocional y con lo silvestre de la naturaleza.
Para despertar a ese hombre, Bly estimula a confiar en lo que está debajo, en la mitad inferior del cuerpo, nuestros genitales, nuestras piernas y rodillas, las plantas de los pies, los ancestros animales, la Tierra, sus tesoros, todo lo muerto que se ha integrado a ella, el sustrato del que descendemos. Todo esto, sostiene Bly, prepara un cuerpo emocional que puede recibir tanto la pena como el éxtasis y el espíritu.
Cuando varios hombres que han iniciado solos este viaje acuerdan un tiempo y un espacio para descender juntos, cruzan, sin que se lo propongan, el umbral de su aislamiento y empiezan a verse como hombres menos partidos. Hombres hermanados por heridas similares que, según convenga, pueden permitirse tanto un gesto delicado como otro enérgico. O actuar simultáneamente con compasión y resolución. No temen --o temen menos-- desplegar la disciplina, el rigor, la responsabilidad, el poder, la capacidad de mando y otras características esencialmente masculinas que en los últimos años se convirtieron en malas palabras.
Aun cuando el coordinador sea un psicoterapeuta, los grupos de hombres no son grupos de terapia ni su sentido es terapéutico, según se lo entiende habitualmente. Se trata de grupos que pueden funcionar como sostén frente a la pérdida de apoyo que ha ocasionado la crisis, generar nuevos vínculos, permitir la elaboración de ansiedades, mejorar la autoestima deteriorada, posibilitar ir descubriéndose con el contacto con los otros, facilitar, con el tiempo, crear un nuevo proyecto, etc.
Estos grupos de hombres tienen algunos puntos en común con los grupos tipo Alcohólicos Anónimos. Estos son dirigidos por personas "recuperadas", que padecían la adicción o el trastorno que los convoca, pudieron superarlo y, desde "el haber pasado por lo mismo", pueden ayudar a los que aún "están en eso". En los de hombres, el coordinador también es un miembro en proceso de recuperación; se diferencia del resto en que quizás tiene más kilometraje recorrido.
Re-hacerse hombre no es un proceso que concluye en cinco minutos, mediante un único manotazo, ni sólo pensándolo. Requiere evocar emocionalmente muchas situaciones biográficas, generacionales y arquetípicas en las que nuestra masculinidad se fue alejando cada vez más de nuestra esencia y poniéndose al servicio de un modelo de convivencia basado en la superioridad, el sometimiento y la escisión de una parte muy sagrada de nosotros mismos.
Requiere abrir heridas lejanas, revivir escenas de nuestra infancia donde, para sobrevivir, necesitamos esconder las energías divinas que traíamos. Requiere modificar las viejas historias de acuerdo con lo descubierto en la exploración. Dolor y placer son una misma sensación en ese proceso.
Entre lágrimas y carcajadas, nos ofrecemos unos a otros algo que mamá no pudo darnos por ser mujer y que a papá se le pasó por alto: el reconocimiento y la aprobación de esta manera de ser hombre.

Un espacio entre pares (recuadro)
Cuando dos o más personas retiran su necesidad de imponer al otro su modelo de entender el mundo y simplemente se dejan impregnar por lo que cuenta --o revive-- el otro, se establece entre ambos un campo de "resonancias". En vez de amortiguar lo que pueda estarles pasando, este campo los despierta, excita, potencia. Todo toma otra dimensión y se retro-estimulan. Vos está allí, yo estoy aquí, y hay un sentido de familiaridad, o de comunidad primaria, que nos envuelve. Sin que nos digamos "Lo que te pasa es..." o "Tenés que hacer tal cosa", ese sentimiento reconfirma ideas y emociones que permanecían muy guardadas: léase, resguardadas.
A veces, al mirar a los ojos a otro hombre en esa situación, sentí que ambos éramos la misma cosa; teníamos similares acondicionamientos internos para traicionar nuestras lealtades profundas; nos autoengañábamos de modo parecido. También leí en esas miradas: ambos somos la misma materia, hijos del mismo destello divino. Al superponerse esas sensaciones --e infinidad de otras intermedias--, lo que cada uno consideraba sus rasgos negativos, sombríos --rasgos que eran de temer-- pasó a ser parte del esplendor y la grandiosidad del encuentro.
Que no haya un "Yo soy el que sabe, vos quien necesita aprender" ni un modelo único de ser correcto y otro incorrecto, nos lleva a revisar nuestro modelo individual bajo la tácita aprobación del otro o del grupo. Dejar de fingir e intentar transparentar lo más auténtico en la presencia de otros hombres --pares-- que nos observan o hacen lo mismo que nosotros, crea un consenso reparador que se introduce en viejos dolores. Y permite salir de ellos.
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Nuestros temas (recuadro)
Tenían entre 32 y 65 años. Desde los primeros encuentros salieron temas como:
- El sentimiento de estar separado de los demás hombres, de su familia y de sí mismo.
- El desconocimiento del mundo emocional del padre; los modelos de hombre transmitidos a él por el abuelo; sus heridas, sus vergüenzas.
- El dolor que siente un hombre cuando se da cuenta de que su matrimonio no va más y piensa que también tendrá que separarse de sus hijos/as, dejarlos/as y verlos/as sólo en determinados horarios.
- Dificultad para amar. Dificultades enormes para aproximarse a una comprensión de su tristeza; la estrategia generalizada consiste en negarla --negársela-- desde lo profundo.
- La dificultad --imposibilidad en bastantes hombres-- de hablar con la propia esposa acerca de ciertas preocupaciones. "Hablar puedo; lo que no me animo es a expresarme con el ciento por ciento de sinceridad... Hay cosas que nunca llegará a comprender".
- El miedo a la muerte por enfermedades degenerativas que se van instalando silenciosamente en el cuerpo.
- El acentuado egoísmo, comodidad de estar solo o "cerrado".
- La imposibilidad de estar solo, sin correr detrás de una mujer.
- La tendencia generalizada a dar más importancia a lo que dicen las mujeres que a lo que ellos, u otros hombres, piensan acerca de sí mismos.
- El sentimiento de impotencia que despierta vivir en un régimen social que "nos toca el culo" permanentemente y la desesperada resignación "ya que esto no va a mejorar nunca".
- El desencanto ante lo que llamamos vida normal, que es un compendio de situaciones alienantes.
- La aceptación de que uno ya no es un hombre joven sino alguien maduro.
- La sensación de ir perdiendo las fuerzas.
- El deseo --y la imposibilidad-- de hacer nuevos amigos.
- La necesidad de ofrecer y recibir sostén afectivo.
- Las ganas de modificar estilos de vida y vínculos personales.
- Una "serena" desesperación".
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* Juan Carlos Kreimer es director de la Revista Uno Mismo,
Lucio Blanco No. 435, Azcapotzalco,
C.P. 002400, México, D.F.
Fuente:
Revista Uno Mismo, Vol. V, No. 5

lunes, 5 de mayo de 2008

La pareja


Crónica de la Reunión grupo Febrero 08


LA PAREJA


En esa ocasión nos reunimos para tratar un tema que a todos más o menos nos coge, bien por haber tenido pareja o porque actualmente la tenemos. 

La reunión se intentó moderar en base a las siguientes preguntas

Crees que necesitas una relación de pareja?
Qué te aporta?, y Tú que aportas?
En que te condiciona una relación de pareja?
Cual es la mayor dificultad que ves en tu relación?
..../.....
Si bien empezamos un poco accidentados y con cierta tensión a la hora de entrar en el tema luego cada miembro expuso sus reflexiones sobre el significado que tenía para él tener o vivir en pareja. 
En general se habló de muchos aspectos que afectan a la pareja si bien no con tanta profundidad como la deseada y pareciera que nos quedamos en algo superficial, pero considero que no fue así, aunque es verdad que el tema da para mucho y el tiempo se quedó corto y solo iniciamos un intercambio de aspectos sobre la vivencia que cada uno tiene o ha tenido sobre la pareja.

Un pequeño resumen de las reflexiones vertidas en esa reunión es el siguiente:

- Se habló mucho y se planteó por varios miembros del grupo la Pareja como Sociedad de Intereses Comunes con la necesidad de negociar o llegar a pactos en la vida de pareja y esto la convertía en un aprendizaje para negociar los intereses personales en la pareja.
- Hablamos sobre la necesidad de tener una pareja y se encontraban diferentes motivos para ello:
o Elección libre por el hecho de ser persona y relacionarte con otra persona más íntimamente. 
o La pareja como necesidad afectiva. 
o La pareja como estatus social. Como forma de vivir en una sociedad que impone los modelos.
o La pareja como soporte, apoyo, aprendizaje, crecimiento...
o La pareja como resultado de acontecimientos, avatares o vínculos que aparecen en tu vida.
o La pareja espontánea, sin mayores planteamientos que las de estar..
- Por supuesto que se planteó la elección de no tener o estar en pareja:
o Por no ser el momento.
o Porque no es vital y sin pareja se sobrevive
o Porque otros intereses motivan tu actual existencia.
o Porque sencillamente no ha surgido esa pareja Ideal.



- Hablamos de lo que la pareja nos aporta
o El aprender 
o El afrontar situaciones personales junto a otra persona que te da el apoyo.
o Lo maravilloso de la descendencia. El ser Padres.
o El sumar los valores del otro a tu crecimiento y desarrollo
- Y también supimos algunas cosas que nos condiciona
o La dependencia
o La necesidad afectiva
o El control de tu pareja
o La soledad dentro de la pareja
o La desconfianza

Dentro de todas las reflexiones que se hicieron sobre la pareja poco se habló de estar Enamorados, del amor hacia tu pareja, de la afectividad de la pareja...
Parece que si se tenía claro que el amor en la pareja no es la que la mantiene, que el tiempo pule, cambia y modela a la pareja y al final es la dependencia un vínculo más fuerte.
Hablamos de la necesidad de mantener la individualidad dentro de la pareja y que no calibrar lo que das, tu entrega al otro, a veces no resulta lo más adecuado y hay cosas que cada uno se reserva para sí.

Como vemos, se tocaron muchos temas, algunos más profundamente y otros de pasada pero fue un buen comienzo para iniciar este tema tan apasionante aunque sigamos con el interrogante:
LA PAREJA, UNA NECESIDAD O UN DESEO. 



Saludos Sr.X








Abril 08 (más vale tarde que nuca)